miércoles, 5 de diciembre de 2012

El mundo empresarial, el emprendedor, … ¿qué está pasando?

Visita al Vivero de Empresas de la Cámara de Comercio
de alumnos/as del Master DEIN y Master de Comercio Exterior
que se impartes en la Fac. de CC. Económicas y Empresariales
La actividad de emprender hoy en día parece estar considerada como un deporte de alto riesgo: financiación, mercado, Todo semeja estar doblemente complicado debido a una crisis que amenaza con quedarse entre nosotros más tiempo de lo esperado.

Organismos  como  las  Cámaras  de  Comercio, cuya labor hemos conocido tras la visita a su vivero de empresas localizado en el Polígono empresarial Costa Vella de Santiago, tienen  como funcn  ayudar  al  emprendedor  en distintos ámbitos: facilitando el acceso a instalaciones y servicios comunes a los emprendedores, en la elaboración de su plan de empresa, como intermediarios en la financiación, etc. Su labor es indudablemente útil y valiosa. Pero  considero que el  negocio  comienza mucho  antes  del  papeleo  y  lo  hace  en  la  mente  del emprendedor. En él surge la idea y en él debe surgir el valor para llevarla a cabo.

Pero, ¿cómo surge? En las experiencias que allí nos contaron pudimos ver como la empresa no siempre parte de que el emprendedor ha visto la oportunidad en el mercado y decide arriesgarse, sino que en otras muchas ocasiones la necesidad es la que empuja a la aventura. Obviamente, la primera de las situaciones sería el inicio ideal: identificar una oportunidad de negocio que además coincide con tus inquietudes profesionales, como fue el caso de IDENTIA o de GALENSIGNA. Pero otras, como WAYNA Consultora, surgen después de que mucha formación (derivada de la titulitis) no es suficiente para darte una estabilidad profesional. En cualquiera de los dos casos, lo importante es empezar y, recogiendo una cita mencionada en una de las charlas: “No hay viento favorable para el barco que no sabe donde llegar”. Es decir, tener claro dónde estamos y adónde queremos llegar es la premisa clave. Arriesgarse, ofrecer lo que nadie ofrece o hacerlo de la forma que nadie lo ha hecho hasta el momento, pero teniendo claro el camino desde ya... y lanzarse.

Una vez comentadas las formas en las que puede surgir la empresa (oportunidad/necesidad) y la premisa clave de la que partir, creo que ya no se puede tipificar más acerca de la figura del emprendedor, pues cada persona es única, por lo que cada negocio será único en la manera que su artífice lo ha disado, enfrentado y guiado. Ni siquiera el hecho de triunfar o fracasar debería tipificar al emprendedor. Considero que esta es una característica cultural propia de nuestro país, donde todo aquel que se ha aventurado y no ha tenido éxito, ya se tacha de fracasado, mientras que en otras culturas en las que el emprendimiento está más imbuido en la cultura, el fracaso puede llegar a considerarse un “valor añadido” al emprendedor, que aprende de sus errores y éstos le permiten crecer  personal y profesionalmente.

Por último, me gustaría terminar recordando lo que algunos rankings de competitividad salan, y es que España se encuentra en la cola de los países en los que más fácil es crear una empresa[1]. Es decir, que en nuestro país existen demasiadas trabas burocráticas y plazos administrativos que limitan muchísimo al  emprendedor, ya que suponen un volumen importante de recursos y tiempo, llegando a desanimar su inversión.

Por ello, y hoy más que nunca, creo que el apoyo al emprendedor debería ser un campo prioritario a tratar y, obviamente, evitando las duplicidades que muchas veces se dan en diferentes competencias de la administración blica.

Lucía Loureiro Cota
Alumna del Master de Desenvolvemento Económico e Innovación
Universidade de Santiago


[1] Crear una empresa en España esmás difícil que en Zambia. Miguel Jiménez, 12 octubre de 2012. Madrid.
ELPAIS.COM

No hay comentarios:

Publicar un comentario